15 de marzo de 2021
Ha pasado casi un año desde la última vez que escribí, y que sucedió durante todo este tiempo?
Bueno… muchísimas cosas.
Hace un año atrás escribí en papel e hice público en este blog mi despertar espiritual, hice público el amor tan grande que sentía por Ariel en ese momento, hoy, el escenario es totalmente diferente.
Hace un año atrás estaba en búsqueda de una respuesta la cual no tenía una pregunta en concreto.
El inicio de una pandemia, las dificultades que aparecían diariamente por no saber la respuesta a esa pregunta que no tenía, crearon las condiciones para que mi despertar espiritual comenzara.
Entre meditaciones, introspección, investigaciones y contemplación he encontrado la tal respuesta con pregunta incluida.
Pero antes, te cuento que no ha sido tan fácil cómo escribir las palabras del párrafo anterior. Para llegar hasta aquí ha tenido que pasar mucho dolor, drama, incomprensión, incertidumbre y frustración.
Me encontré cobrándole a otras personas mi falta de amor propio. Descubrí lo que significa estar en modo víctima para así no reconocer mis propias fallas, que como ser humano que soy tengo el derecho a cometer; inconscientemente creamos una imagen/ personaje con la cual nos proyectamos al mundo externo y que, por ningún motivo, podemos permitir que este personaje sea imperfecto en sus acciones ( al menos así era para mí, no intento generalizar ) esta persona tiene una moral intachable y si por acaso comete un error es por la ley de causa y efecto, siendo que, si hice algo errado, es porque algo tú debes haber hecho para que yo reaccionara de esa manera.
Wow! Ahora que lo escribo percibo cuán egocéntricos podemos llegar a ser solo por salvar la apariencia de este personaje.
Que también te digo, no tiene nada de malo hacer todo esto, porque recuerda, somos seres humanos y no somos perfectos.
Como dijo Maya Angelou “ Nada humano puede ser alienígena para mi".
Si un ser humano es filántropo, tiene las mejores intenciones de ayudar y apoyar a la comunidad, también lo puedo hacer yo. Si un ser humano tiene la capacidad de asesinar, robar o maltratar a otros, también lo puedo hacer yo. Nadie es más o menos que tú. Tú no eres mejor o peor que nadie. Todos somos humanos por igual.
Toda esta reflexión para contarte que me encontré con que la fundación de mis miedos, dolores y por consecuencia mi despertar espiritual se resumen en una pregunta:
Quien soy?
Aah! Y de ahí surgieron tantas otras respuestas. Soy Elena, soy una mujer, soy bailarina, soy novia de, soy hija de, soy amiga de, etc.
Pero ninguna de estas me llenaba, ninguna de estas me complementaba, seguía sintiendo que algo me faltaba. Después encontré el concepto japonés llamado IKIGAI; el secreto para una vida larga y feliz. El sentido de la vida. Tu razón de ser. IKI significa vida, GAI se traduce como valor.
Esto derivó a otra pregunta:
Cuál es mi propósito de vida?
Y de repente, Bum! Más dudas, preguntas e incertidumbre.
Pero no te preocupes, el método/ concepto IKIGAI me ayudó a solucionar esto. Descubrí que no tenemos un único propósito de vida. Por cada etapa que pasamos tenemos un propósito distinto. Cuando niños, nuestro propósito es simplemente ser niños, jugar y estudiar. Luego de adultos nos encontramos con que tenemos deberes y obligaciones que cumplir. Es la familia, el trabajo, la sociedad…
Así he descubierto que mi propósito en este momento és ser humano, reconocerme y aceptarme tal y como soy, reconocer y aceptar a los otros tal y como son.
Ahora puedo responder a la pregunta. Quien soy? Yo soy yo!
Y como hace un año atrás el trabajo en mi vuelve a comenzar, ahora con otro propósito, ahora buscando otras respuestas que todavía no tienen preguntas.
… y que tal si todo esto es un juego del Ego para justificar mi imperfección?
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